lunes, 15 de noviembre de 2010

Paula Bombara responde las 15 preguntas


1. ¿Qué respondés cuando te preguntan “a qué te dedicás”?
Respondo que escribo novelas y textos de divulgación científica. Mi encuentro con la escritura tuvo muchas curvas y llegar a dedicarme a esto implicó muchas decisiones. Dar esta respuesta me provoca siempre una sonrisa.

2. ¿Cómo llegaste a los libros para chicos y jóvenes y por qué te quedaste?
Llegué por pedido de una amiga que necesitaba un cuento para presentarse a un concurso; escribir ese cuento me dio mucho placer y decidí profundizar la experiencia. Me enteré que Graciela Montes daría una charla en la Facultad de Agronomía y fuí. Ella me recomendó el taller literario de Susana Cazenave. Ese taller terminó de enfocarme hacia la LIJ.
Me quedé porque cuando los chicos y las chicas leen y se apasionan, lo hacen de una manera muy genuina y desprejuiciada. Me gusta observarlos leer. Me estimula saber que debo interesarlos en lo que quiero transmitir.

3. ¿Cuál es tu primer recuerdo de un libro?
En mi vida los libros estuvieron siempre. No tengo un primer recuerdo de ellos de la misma manera que no recuerdo cuándo comí mi primer chocolate.

4. ¿Qué estás leyendo ahora?
Casi siempre estoy leyendo dos cosas al mismo tiempo, una de narrativa o divulgación para niños o jóvenes y otra para adultos. Ahora estoy leyendo Historias de los señores Moc y Poc de Pescetti y La última noche en Twisted River de John Irving.
(Ahora ya terminé con Pescetti, pero sigo con Irving. De LIJ estoy con El escuadrón esqueleto de Polly Horvath.)

5. ¿Cómo y dónde trabajás un proyecto?
Cuando me decido a contar una historia ocupa parte de mis pensamientos las 24 hs, los 7 días de la semana. Armo la estructura y doy cuerpo a los personajes primero en mi cabeza así que en esa etapa el proyecto está atravesado por mi vida cotidiana. Para no olvidarme ciertas frases o detalles, las anoto en un cuadernito que llevo siempre conmigo. Anoto en cualquier lugar, a cualquier hora.
Cuando llega el momento de escribir, escribo en mi casa, en la habitación que llamamos "estudio" o en la cocina, en soledad.

6. ¿Qué detestás de los libros para chicos y por qué?
No detesto nada en los libros. Detestar es una palabra muy fuerte. Pero sí hay cosas que me molestan.
Me molesta cuando un libro promete algo que no cumple. Me molestan los libros bellísimos que cuentan historias mediocres. Tampoco me gusta encontrar detalles que muestran descuidos o apuros en la producción, como ilustraciones que no se corresponden con el texto. Me molestan las historias que podrían ser más profundas y no lo son. Me molestan los abusos a ciertas palabras, los diminutivos, las malas traducciones, los argots que ocultan significados en lugar de facilitarlos.
Me molestan porque siento que no se respeta al destinatario del libro, que se está subvalorando su capacidad de análisis y de observación.
En particular, dentro de la LIJ, me molestan estas cosas porque se habla mucho de cuidar a nuestros niños y en la practica se los descuida permanentemente. Los libros destinados a ellos, que son objetos culturales que deberían producirse con el tiempo suficiente, no deberían caer en esas faltas de respeto.

7. ¿Cuál es tu lugar y momento favorito para leer?
Si siento ganas de abrir un libro y puedo dejar todo lo que esté haciendo para sumergirme en la lectura, no importa dónde, ese es un momento de felicidad.

8. ¿Tenés algún sueño recurrente para compartir?
No... nunca tuve sueños recurrentes.

9. ¿Qué superpoder te gustaría tener y cómo lo usarías?
Me gustaría poder aprender cosas a supervelocidad como hacen en la película Matrix. Tres parpadeos y saber hablar un idioma, por ejemplo.
También me gustaría poder transformarme en diferentes animales por un rato (incluyo a los humanos), para poder entenderlos sin que medien palabras.
Trataría de no usarlos tanto porque sino ¡me haría adicta a ellos! Aprender a supervelocidad sería muy útil antes de subir a un helicóptero, volaría más segura si supiera qué hacer si el piloto se descompone. El otro superpoder lo usaría cuando, por ejemplo, tengo ganas de dar una vuelta para despejarme: me transformaría en paloma y volaría hasta el obelisco. O, en medio de una discusión, transformarme en el otro por un momento, me serviría para poder entender íntegramente lo que me está diciendo.

10. ¿Algún/algunos libro/s de tu biblioteca ideal para recomendar?
Esta pregunta es muy difícil de responder: ¿cuál elegir? Me quedo con los últimos que me impactaron, sólo porque el impacto es más reciente, pero aclarando que muchísimas lecturas, en su momento, me marcaron igual: No comas renacuajos de Francisco Montaña y Madame Bovary de Gustave Flaubert.

11. Una preocupación actual.
La falta de comunicación entre las personas en general. Hablamos demasiado, escuchamos poco. Y la poca importancia que se le da a la palabra del otro, más si el otro es un niño o un joven. Me asombra gravemente que todavía haya adultos que siguen pensando que los niños son personas en blanco a las que hay que llenar de contenidos o peor aún, que los niños aún no son personas completas.

12. Un logro del que estés orgullosa.
Poder dedicarme a hacer lo que me gusta.

13. ¿Cuál era tu libro favorito cuando eras chico?
Nunca hubo un solo libro favorito, menciono algunos. Los cuentos de los odos de Graciela Montes en el Jardín. Dailan Kifki, de M. E. Walsh, cuando aprendí a leer. El niño envuelto, de E. Bornemann, en la mitad de mi primaria. El diario de Anna Frank y las novelas de misterio de Nancy Drew y los Hardy boys (no recuerdo los autores), al final de la primaria. Los cuentos de Poe y las novelas de S. King en los primeros años de la secundaria. La primera noche que pasé despierta leyendo fue en Sierra de la Ventana, a los 12 o 13 años, con la novela La danza de la muerte, de S. King. De todos los que leí, ese es el que más recuerdo, no sé si fue mi favorito pero ver el amanecer atravesada por el sueño y la lectura fue una experiencia tan linda que suelo repetirla todas las vacaciones desde entonces.

14. Una recomendación para quien se quiere dedicar a lo mismo que vos.
Dedicarse a cualquier disciplina artística es complicado pero, si el deseo es profundo, es un sueño que se cumple. Leer todos los libros que desees, sean o no para tu edad, sean o no de ficción. Escuchar mucha música, mirar cuadros, ver cine. Consumir historias construidas por otros artistas es alimentarse y es un buen consejo comer de todo. Trabajar mucho, corregir, no dejar que las situaciones te apuren a mostrar lo que hiciste si para vos no está listo. Trabajar hasta que lo que hayas hecho te guste muchísimo. Y ser perseverante, muy perseverante.

15. Algo que te dé alegría inmediata.
Escribir. Además, las sorpresas en general: un mate listo cuando pienso lo rico que sería tomarlo, un brote en una planta que creí que había muerto, una flor nueva en mis macetas, un abrazo que llega sin pedirlo, el llamado o el mail de una amiga a cualquier hora, una buena idea apareciendo de pronto, que alguien venga a casa y me lave los platos de onda, que me regalen el libro que estaba deseando comprar. Escuchar la risa de mis hijos y de mi pareja. Una buena canción expresando lo que las palabras no pueden.

Más información en su blog: Desde mi cristal.




1 comentario:

A.S dijo...

¡Moc y Poc!, es una ducha descontracturante.
Cuando lo leí en su primera impresión (15 años ya?o más?)me dije "Si alguien se anima a publicar esto, entonces todo es posible"
Ese "alguien", mucho más tarde me enteré, fue la grande de Graciela Montes.

Saludos