El difícil arte de las listas

Desde hace un tiempo, los amigos de Donde viven los libros inauguraron una sección de listas de libros recomendados, en donde fueron encargando a distintas personas listas según temáticas o géneros.
A mí me pidieron una lista de libros que hicieran felices a los chicos y no me pude contener con una sola. Tengo debilidad por las listas. Así que hice varias, sin orden y con un criterio de género o tipo de libro, solo por poder hacer más.
Aquí van, siguiendo los enlaces: Novela. Poesía. Ilustrados. Varios.
Y me queda pendiente una de variedades. Está en camino.

Clases

Siempre que la clase parece lista, está pensada y empiezo a acomodar la bibliografía y los libros para llevar, surge algo, se da vuelta todo, y empiezo otra vez. Replanteo. Encuentro temas nuevos. Formas diferentes de ver las cosas. Y sobre el filo, obvio. Al final, parece que la improvisación es lo mío.

Modos de hacer las cosas

Creo que solo hay una forma de preparar un archivo de texto para mandar a diseño y es: amorosamente.

Nuevo seminario

Hoy me toca dar mi primera clase de seminario de grado en la Carrera de Edición, sobre la edición de libros para chicos y jóvenes. Creo que voy a empezar por citar a Leonardo Funes, gran profesor de literatura española medieval, y con quien cursé todos los seminarios posibles allá lejos y hace tiempo, mientras hacía mi carrera. Dijo alguna vez algo así como que las materias son para hablar de lo que el profesor sabe, y los seminarios son su mesa de estudio, sobre lo que está investigando todavía. (Palabras más, palabras menos, algo así me quedó en el recuerdo, en todo caso -sabrá disculpar, Leonardo, si puse mucho de imaginación.)
Sepan entonces los alumnos que vayan hoy que llevo muchas preguntas.

Encuentro de profesionales

Una vez más, nos vemos en el Encuentro de profesionales de la Feria del libro infantil y juvenil de Buenos Aires.

Por acá se pueden ver algunas fotos.

Libros de llorar

Leo por trabajo una novela ya publicada, tengo que revisarla. No me gusta nada como está escrita, pero no es una reedición, así que no me meto con eso. Mascullo y me quejo de ciertos recursos que me molestan, y así avanzo con la lectura, un poco cabizbaja. Sin embargo, hacia el final, lloro como una tarada, emocionada, por la historia.
Y me sigo sorprendiendo de cómo funciona todo esto. Y de cómo no tengo idea de cómo funciona todo esto. Seguro algo pasó esa tarde de allá lejos y hace tiempo cuando lloraba contestando un ejercicio de Lengua y literatura, releyendo partes de Mi planta de naranja lima, que me llevó a disfrutar de este trabajo tan extraño.

Visita a la Feria del libro infantil de Bolonia

Y a la librería Mundo Azul, de Berlín.

Novedades de este año

Algunas de los libros que me tienen como editora.