Hace poco más de un mes salió publicada una nota en Página/12 sobre Planta Editora, un nuevo proyecto editorial de libros para chicos. Por aquí solemos festejar los nuevos emprendimientos de este tipo. Pero tengo que hacer en este caso algunas salvedades: por un lado a Silvina Friera, la periodista, que a pesar de ser de las pocas que dedica espacio a estos temas y que, en general, sabe de libros para chicos, en este caso parece ignorar el resurgimiento de las publicaciones infantiles en la Argentina, después de la vuelta a la democracia en el '83. Habla de este nuevo proyecto como si desde entre el cincuenta y setenta hasta el año pasado no hubiera sucedido nada. Y de hecho hay en circulación varias ediciones de los cuentos de Saki, por ejemplo, aunque es cierto que no de los otros autores que están reeditando.
Y por otro lado al trabajo editorial. Por ahora han publicando autores ya fallecidos, y el peso de sus lanzamientos está puesto en la estética de los libros. Sin embargo, tengo que hacer una aclaración: a mi criterio, una edición al cuidado del editor no solo vale por la calidad de impresión y/o encuadernación, la elección del ilustrador y/o el diseñador, y que en este caso tampoco es que se trata de un diseño innovador ni mucho menos, sino también por el trabajo editorial propiamente dicho. Pude leer en detalle uno de los libros, el de Saki (así que no hablo por el resto porque aún no vi más que su portada) y me pareció que le faltaba trabajo de corrección, de ajuste de texto... Poner diálogos con la raya de diálogo mal usada o no usada para nada es -como mínimo- confuso. Y sobre todo pensando en lectores chicos, no del todo entrenados en estos usos. Esto puede parecer un detalle, pero a mí me resulta importante, porque creo que es parte del trabajo editorial la presentación final de un texto, sobre todo sin autor a mano que pueda opinar. Y sobre todo cuando cada vez más se puede encontrar uno con editores profesionales y de oficio, y correctores profesionales que saben y pueden fácilmente detectar estas faltas.
Veré el resto de los libros que publiquen tratando de no quedarme con esta idea, pero ya no con la emoción de encontrar un nuevo, original y cuidado proyecto.